Transcribo varias interesantes preguntas que encontré aquí sobre las dificultades de la innovación en educación."En ningún sitio sería tan fácil innovar como en el mundo educativo, puesto que la innovación tecnológica es prácticamente inexistente; sin embargo, la experiencia demuestra todo lo contrario. No hay otro sitio más difícil para la innovación que la educación. ¿Por qué? ¿Acaso es un elemento de poder que se mantiene pobre, consciente o inconscientemente, por parte de los gobiernos para que pueda ser manipulado con facilidad? O, como decía antes, ¿la educación tiene una estructura óptima que hace casi imposible su enriquecimiento y mejora? Yo no tengo la respuesta, ¿alguien la tiene?"¿Qué opinan ?
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Coincido con todos, porque cada uno aporta un aspecto cierto del tema.
Creo que es muy interesante lo que menciona Juan José sobre lo del carácter endogámico de la enseñanza actual, y no dejo de pensar en lo siguiente: ¿cual es la misión del proceso de enseñanza? Y me lo pregunto a nivel social y hasta antropologico...
Se dice que la escuela enseña "lo que hay que saber" ¿Saber para que? ¿Para ser buena persona, ser inteligente, ser un buen (léase dócil) empleado?
Con respecto a la tecnología, en Argentina se enseñan principalmente los programas que "hay que saber" para poder conseguir trabajo de empleado (hoja de calculo, procesador de texto); ni hablar de tener en los programas oficiales programas que ayuden a reflexionar sobre el pensamiento, como pedía Papert.
Un ejemplo sobre la dificultad de pensar una forma diferente de escuela, y de sus resultados lo describio el diario Clarin en una nota: en algunas escuelas del sur de la Capital Federal (Buenos Aires, Argentina) se hizo la prueba de poner a dos maestros por aula; uno daba la clase a la mayoria del curso, y el otro daba la misma clase al grupo de chicos que tenian mas dificultades para aprender. Resultado: el indice de repitentes para esas escuelas bajo del 50% al 7%. ¡Miren que resultados sólo por pensar que puede haber dos maestros en un aula!
¿Cuantas ideas como esta podrían ponerse en práctica, pero ni se piensan?
La educación tiene una fuerte componente política. En España cada cambio de gobierno ha supuesto prácticamente un cambio drástico en la estructura educativa. En mi opinión la falta de estabilidad educativa ha provocado, al menos aquí, un freno continuo en la calidad porque tenemos que estar pendientes de todo menos de nuestro trabajo real. Digo esto en relación con tu pregunta sobre para qué hay que saber. Hay una respuesta general: para transmitir nuestra cultura. Pero luego hay multitud de respuestas que varían continuamente según quien ocupe los cargos de responsabilidad en educación. De todas formas no quiero hablar más de política. Es un mal endémico y debemos aprender a convivir con él, a la espera de que el sentido común se imponga (si esto es posible).
El ejemplo que pones es muy interesante, aunque lo veo muy costoso si se intentase generalizar. De todas formas hay que buscar soluciones alternativas a los problemas habituales y que la práctica docente tradicional es totalmente incapaz de resolver por sí misma. El inconveniente es que, en la práctica, la solución que se espera la mayoría de las veces es el "hágalo usted mismo" donde se da por supuesto que el profesor "ya se espabilará" para que no haya suspensos, los chicos aprueben y encima aprendan, para eso le pagan.
Totalmente de acuerdo , Juan José. En la institución privada donde enseñaba, los padres se creian dueños y señores de la misma (y casi de sus docentes...) por el solo hecho de pagar por la educación de sus hijos.
Cada vez más noto (al menos por estas latitudes) que los padres esperan más y más de la Escuela, al punto que buena parte de lo que considero (no creo ser el único...) responsabilidad familiar en la educación de los hijos se transfiere, por comodidad y dejadez, a la institución educativa. Como si fuera poco enseñar, hay que también educar al niño en todo lo que los padres no hacen y esperan que los docentes hagan, porque, al fin y al cabo, "para eso pagan"... ¡ Triste realidad !
Siempre dije que, para explicar la mayor parte de los problemas de un niño, alcanza con conocer a sus padres...
Miguel Calvillo > Fernando CormenzanaAugust 11, 2007 at 4:53pm
Los problemas de innovación en educación creo que obedecen a varias causas:
1ª) La primera creo que es la repetición de modelos vividos. Es sabido que el profesorado tiende a aplicar en su vida profesional su propia experiencia como alumno (tamizada por su visión distorsionada de adulto). Así que el profesorado tiende a repetir la educación que recibió. Este tipo de efecto psicosocial es bien conocido en otros aspectos de la vida como el hecho de que un niño criado en un ambiente violento repita ese comportamiento o simplemente que con horror descubramos al ser mayores que tenemos exactamente los mismos defectos que criticábamos en nuestro padres. No olvidemos que el profesorado llega al trabajo con una larguísima experiencia como alumno. Esta experiencia suelo decir yo que actúa como fuente oculta del curriculum.
2ª) La segunda está conectada con la anterior y es que la sociedad adulta en general sufre el mismo síndrome del abuelo por el cual cualquier tiempo pasado fue mejor (en educación). Así, padres y madres exigen una enseñanza moderna (?) pero tradicional (?) Así se incurre en contradicciones enormes como en España donde se reforma la enseñanza y se deja la selectividad (prueba de madurez de acceso a la Universidad) exactamente igual, con lo que el profesorado no puede hacer otra cosa que seguir dando lo mismo. Efectivamente, cuando en España se comenzó la famosa reforma fui testigo de enormes incongruencias ya que se pedía al profesorado que se ocupara de nuevos contenidos procedimentales y actitudinales y luego una orientadora se alarmaba porque ciertos alumnos no sabían las obras de Cervantes o una conocida firma bancaria realizaba pruebas selectivas masivas preguntando obras de Lope de Vega.
Una evidencia de cómo en este síndorme que he llamado del abuelo se tergiversa el recuerdo de la educación recibida es que se suele hablar de la pérdida del respeto al profesorado en las escuelas. ¡Ja! ¿De cuándo hubo en España respeto a los maestros y profesores? Lo único que había era miedo, nada más. Sin embargo, la idealización del pasado embellece una antigua educación torpe consistente en reprimir constantemente.
3ª) La educación es un asunto ideológico y muy politizado. Obsérvese que no mezclo una cosa con otra ya que la poítica no es necesariamente una ideología. En España, por ejemplo, la política es partidismo y poco más. Los políticos no suelen ser gente muy preparada para qué nos vamos a engañar. En lo que yo veo los puestos se adjudican como pago a lealtad y las críticas en todos los partidos incluidos los de izquierda son severamente castigadas. Conozco casos de profesores apartados de su responsabilidad por criticar actuaciones del partido socialista. Este como otros partidos habla de la educación crítica pero como todo el mundo, piensa que la crítica debe ser para los demás. En consecuencia, las reformas se hacen siempre a espaldas de los profesionales y con motivaciones inconfensables. La Revista Iberoamericana de Educación hablaba en una ocasión del fracaso generalizado en todo el ámbito hispánico que había sido la reforma en la enseñanza de la lengua hacia un enfoque comunicativo. Este cambio se había producido de espaldas a los profesionales y sin la formación ni la dotación suficiente.
4ª) En España además existe un problema educativo añadido -sobre todo en Secundaria- y es que el profesorado proviene de licenciaturas o ingenierías fuertemente conceptuales y con muy poca preparación pedagógica. En consecuencia, se trata de un personal muy resistente al cambio pedagógico puesto que todo lo que no sea "elevar el nivel" (conceptual) de los contenidos de la enseñanza está mal. Este profesorado sufre porque se siente un universitario venido a menos y es un profesorado frecuentemente incapaz. Sin embargo, el error no lo ha cometido el profesional, sino la administración que ha incentivado este tipo de personas en una pruebas de acceso (las oposiciones) que son completa y absolutamente enciclopédicas y nada pedagógicas (lo de hacer una unidad didáctica no es Pedagogía es aprenderse un género literario, aprender a escribir una unidad).
La Universidad es, por tanto, una de las culpables. Primero, establece estudios que se niegan a aceptar que algunos al menos de sus licenciados serán profesores; segundo, imparte unos cursos (CAP) vergonzosos y que constituyen el único curso obligatorio de capacitación profesional; tercero, la universidad es un entorno retrógrado y anticuado de educación, no poseen conocimientos pedagógicos suficientes y lo peor es que pretenden tenerlos. Un estudio conjunto de profesoras de la Universidad de Barcelona y la Complutense demuestra (aún no está concluido en todas sus fases) que los profesores universitarios no son nada innovadores en su práctica (¡y está incluida la UB, una de las cien mejores del mundo!).
De todas formas, también conviene relativizar la importancia de la innovación. Pérez Zorrilla en sus tesis doctoral sobre comprensión lectora en adolescentes de doce años encuentra conclusiones sorprendentes y una de ellas es la siguiente: la mejor comprensión se produce en el alumnado de profesores o profesoras moderadamente tradiconal. La comprensión no es el único valor pero al menos sirve para que nos tomemos nuestras ansias de innovación con más humildad.
Gracias Miguel por tus comentarios. Quisiera detenerme un poco en el último, sobre la relatividad de la importancia de la innovación.
Muchos alegan que, sin mucha innovación, hemos venido educando durante los últimos 100 años, y que los resultados (a la vista están...) no han sido TAN malos. Creo que lo que allí se omite es que el mundo, y por ende la sociedad, SI ha cambiado MUCHO en los últimos 100 años, para muchos de una manera sin igual en la historia humana. Por tanto, creo que no podemos darnos el lujo de pensar "Y bueno, ya pasará" o, peor aún, creer que al seguir haciendo lo que veníamos haciendo, de la misma manera (SIN innnovar), obtendremos resultados DISTINTOS ! Alguien definió esto como locura, y comparto su opinión.
Extrapolando, podríamos pensar que el mayor riesgo no sería el que no educáramos en tiempo y forma a nuestros alumnos por no saber o no innovar, sino que, simplemente, ya no tendríamos alumnos a quien educar. Me explico: quizás aún vinieran a nuestras clases, por un mero compromiso formal, pero el proceso educativo se haría FUERA del aula, por considerar que dentro es todo aburrido y anacrónico. Si no logramos atraer a nuestros alumnos con los medios y prácticas que forman parte de su cotidianeidad, si no logramos apropiarnos de las herramientas y códigos para comunicarnos mejor con ellos, quizás nos encontremos solos frente a los pizarrones, lamentando que las nuevas generaciones ya no nos comprenden ni nos tienen respeto... Repensar el sistema educativo me parece una necesidad, actuar para cambiarlo un compromiso, e innovar un medio interesante y divertido para empezar a cambiar.
Miguel Calvillo > Fernando CormenzanaAugust 12, 2007 at 7:34am
De acuerdo. Estas cuestiones de grado me hacen gracia porque cada cual intenta aproximar el grado a su idea. Lo que quería decir es simplemente que no podemos sustituir el aserto "in dubio per traditionem" por el nuevo de "in dubio per innovationem". Sería una ingenuidad.
Por otra parte, la innovación tecnológica no es en absoluto en educación una garantía de progreso educativo. Muchas de las actividades propuestas a partir de aplicaciones informáticas como hot potatoes o jclic son en realidad formas tecnológicamente modernas de formas retrógradas de educar: conductismo puro y duro presentado en ordenador, nada más. Hacer este tipo de avances me parece imprescindible -yo no podría dar clases sin cambiar constantemente- pero no deben nunca incurrir en la soberbia de pensar que nunca antes nadie alcanzó sus logros.
Leo atentamente los aportes realizados por compañeros educadores -todos sumamente enriquecedores, por cierto- y creo que después de tanto ir y venir entre las diferentes variables que componen el complejo proceso de enseñanza-aprendizaje... se vislumbra el núcleo.
Innovar por innovar, no es la solución, está visto.
De hecho, al menos en Argentina hemos tenido generaciones y generaciones de gobiernos que se han dedicado a "maquillar" viejos programas educativos con términos altisonantes... cambiarlo todo para no cambiar nada.
¿El progreso educativo tiene que ver con incorporar nuevas tecnologías? No creo que sea así necesariamente. De hecho, creo que en muchos casos es una manera de distraer el verdadero problema y éste sigue siendo ¿para qué? y ¿porqué? educar.
La institución educativa está en el banquillo. Sospechada de ineficiente, inadecuada, troglodita y otros términos que a veces se le endilgan, aún así y con todo el corrimiento de sentido y función que se ha dado en este último tiempo sigue siendo en algunos países (por lo menos latinoamerica) un espacio de contención "social".
No digo que esto esté bien. Digo más bien que es indispensable revisar la esencia antes que pensar en los modos.
Uno de los participantes habló de la mayoría "no conectada" a la red. ¿Qué y para quién estamos innovando entonces?. Si la innovación depende de un medio, entonces estamos generando diferencia... desigualdad...; si "innovar" depende de un punto de vista hacia los procesos educativos -se plasmen de la manera que se pueda o que se quiera- entonces podemos encontrar puntos de acuerdo y puntos de "compartir".
Tras dejarles mi humilde colaboración, me despido.
Un abrazo.
Gracias paine por tu comentario. Concuerdo con tu opinión de que lo esencial sigue siendo "para qué" y "por qué" educar, pero yo también le agregaría "cómo". Creo que debemos innovar en el cómo enseñamos, porque, como docentes, ello está más a nuestro alcance y no depende tanto de los programas oficiales o las estrategias e ideales del gobierno de turno.
Y en el cómo no entra necesariamente la tecnología, pero creo que ayuda mucho...
Y no tengo nada más que agregar a lo que ya has dicho: "buscar la innovación por el placer de recuperar la sensación de aprender con, para y de nuestros alumnos". Personalmente, creo que es un excelente resumen de por qué queremos seguir siendo docentes, aquí o en cualquier parte del mundo.
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Creo que es muy interesante lo que menciona Juan José sobre lo del carácter endogámico de la enseñanza actual, y no dejo de pensar en lo siguiente: ¿cual es la misión del proceso de enseñanza? Y me lo pregunto a nivel social y hasta antropologico...
Se dice que la escuela enseña "lo que hay que saber" ¿Saber para que? ¿Para ser buena persona, ser inteligente, ser un buen (léase dócil) empleado?
Con respecto a la tecnología, en Argentina se enseñan principalmente los programas que "hay que saber" para poder conseguir trabajo de empleado (hoja de calculo, procesador de texto); ni hablar de tener en los programas oficiales programas que ayuden a reflexionar sobre el pensamiento, como pedía Papert.
Un ejemplo sobre la dificultad de pensar una forma diferente de escuela, y de sus resultados lo describio el diario Clarin en una nota: en algunas escuelas del sur de la Capital Federal (Buenos Aires, Argentina) se hizo la prueba de poner a dos maestros por aula; uno daba la clase a la mayoria del curso, y el otro daba la misma clase al grupo de chicos que tenian mas dificultades para aprender. Resultado: el indice de repitentes para esas escuelas bajo del 50% al 7%. ¡Miren que resultados sólo por pensar que puede haber dos maestros en un aula!
¿Cuantas ideas como esta podrían ponerse en práctica, pero ni se piensan?
El ejemplo que pones es muy interesante, aunque lo veo muy costoso si se intentase generalizar. De todas formas hay que buscar soluciones alternativas a los problemas habituales y que la práctica docente tradicional es totalmente incapaz de resolver por sí misma. El inconveniente es que, en la práctica, la solución que se espera la mayoría de las veces es el "hágalo usted mismo" donde se da por supuesto que el profesor "ya se espabilará" para que no haya suspensos, los chicos aprueben y encima aprendan, para eso le pagan.
Cada vez más noto (al menos por estas latitudes) que los padres esperan más y más de la Escuela, al punto que buena parte de lo que considero (no creo ser el único...) responsabilidad familiar en la educación de los hijos se transfiere, por comodidad y dejadez, a la institución educativa. Como si fuera poco enseñar, hay que también educar al niño en todo lo que los padres no hacen y esperan que los docentes hagan, porque, al fin y al cabo, "para eso pagan"... ¡ Triste realidad !
Siempre dije que, para explicar la mayor parte de los problemas de un niño, alcanza con conocer a sus padres...
1ª) La primera creo que es la repetición de modelos vividos. Es sabido que el profesorado tiende a aplicar en su vida profesional su propia experiencia como alumno (tamizada por su visión distorsionada de adulto). Así que el profesorado tiende a repetir la educación que recibió. Este tipo de efecto psicosocial es bien conocido en otros aspectos de la vida como el hecho de que un niño criado en un ambiente violento repita ese comportamiento o simplemente que con horror descubramos al ser mayores que tenemos exactamente los mismos defectos que criticábamos en nuestro padres. No olvidemos que el profesorado llega al trabajo con una larguísima experiencia como alumno. Esta experiencia suelo decir yo que actúa como fuente oculta del curriculum.
2ª) La segunda está conectada con la anterior y es que la sociedad adulta en general sufre el mismo síndrome del abuelo por el cual cualquier tiempo pasado fue mejor (en educación). Así, padres y madres exigen una enseñanza moderna (?) pero tradicional (?) Así se incurre en contradicciones enormes como en España donde se reforma la enseñanza y se deja la selectividad (prueba de madurez de acceso a la Universidad) exactamente igual, con lo que el profesorado no puede hacer otra cosa que seguir dando lo mismo. Efectivamente, cuando en España se comenzó la famosa reforma fui testigo de enormes incongruencias ya que se pedía al profesorado que se ocupara de nuevos contenidos procedimentales y actitudinales y luego una orientadora se alarmaba porque ciertos alumnos no sabían las obras de Cervantes o una conocida firma bancaria realizaba pruebas selectivas masivas preguntando obras de Lope de Vega.
Una evidencia de cómo en este síndorme que he llamado del abuelo se tergiversa el recuerdo de la educación recibida es que se suele hablar de la pérdida del respeto al profesorado en las escuelas. ¡Ja! ¿De cuándo hubo en España respeto a los maestros y profesores? Lo único que había era miedo, nada más. Sin embargo, la idealización del pasado embellece una antigua educación torpe consistente en reprimir constantemente.
3ª) La educación es un asunto ideológico y muy politizado. Obsérvese que no mezclo una cosa con otra ya que la poítica no es necesariamente una ideología. En España, por ejemplo, la política es partidismo y poco más. Los políticos no suelen ser gente muy preparada para qué nos vamos a engañar. En lo que yo veo los puestos se adjudican como pago a lealtad y las críticas en todos los partidos incluidos los de izquierda son severamente castigadas. Conozco casos de profesores apartados de su responsabilidad por criticar actuaciones del partido socialista. Este como otros partidos habla de la educación crítica pero como todo el mundo, piensa que la crítica debe ser para los demás. En consecuencia, las reformas se hacen siempre a espaldas de los profesionales y con motivaciones inconfensables. La Revista Iberoamericana de Educación hablaba en una ocasión del fracaso generalizado en todo el ámbito hispánico que había sido la reforma en la enseñanza de la lengua hacia un enfoque comunicativo. Este cambio se había producido de espaldas a los profesionales y sin la formación ni la dotación suficiente.
4ª) En España además existe un problema educativo añadido -sobre todo en Secundaria- y es que el profesorado proviene de licenciaturas o ingenierías fuertemente conceptuales y con muy poca preparación pedagógica. En consecuencia, se trata de un personal muy resistente al cambio pedagógico puesto que todo lo que no sea "elevar el nivel" (conceptual) de los contenidos de la enseñanza está mal. Este profesorado sufre porque se siente un universitario venido a menos y es un profesorado frecuentemente incapaz. Sin embargo, el error no lo ha cometido el profesional, sino la administración que ha incentivado este tipo de personas en una pruebas de acceso (las oposiciones) que son completa y absolutamente enciclopédicas y nada pedagógicas (lo de hacer una unidad didáctica no es Pedagogía es aprenderse un género literario, aprender a escribir una unidad).
La Universidad es, por tanto, una de las culpables. Primero, establece estudios que se niegan a aceptar que algunos al menos de sus licenciados serán profesores; segundo, imparte unos cursos (CAP) vergonzosos y que constituyen el único curso obligatorio de capacitación profesional; tercero, la universidad es un entorno retrógrado y anticuado de educación, no poseen conocimientos pedagógicos suficientes y lo peor es que pretenden tenerlos. Un estudio conjunto de profesoras de la Universidad de Barcelona y la Complutense demuestra (aún no está concluido en todas sus fases) que los profesores universitarios no son nada innovadores en su práctica (¡y está incluida la UB, una de las cien mejores del mundo!).
De todas formas, también conviene relativizar la importancia de la innovación. Pérez Zorrilla en sus tesis doctoral sobre comprensión lectora en adolescentes de doce años encuentra conclusiones sorprendentes y una de ellas es la siguiente: la mejor comprensión se produce en el alumnado de profesores o profesoras moderadamente tradiconal. La comprensión no es el único valor pero al menos sirve para que nos tomemos nuestras ansias de innovación con más humildad.
Muchos alegan que, sin mucha innovación, hemos venido educando durante los últimos 100 años, y que los resultados (a la vista están...) no han sido TAN malos. Creo que lo que allí se omite es que el mundo, y por ende la sociedad, SI ha cambiado MUCHO en los últimos 100 años, para muchos de una manera sin igual en la historia humana. Por tanto, creo que no podemos darnos el lujo de pensar "Y bueno, ya pasará" o, peor aún, creer que al seguir haciendo lo que veníamos haciendo, de la misma manera (SIN innnovar), obtendremos resultados DISTINTOS ! Alguien definió esto como locura, y comparto su opinión.
Extrapolando, podríamos pensar que el mayor riesgo no sería el que no educáramos en tiempo y forma a nuestros alumnos por no saber o no innovar, sino que, simplemente, ya no tendríamos alumnos a quien educar. Me explico: quizás aún vinieran a nuestras clases, por un mero compromiso formal, pero el proceso educativo se haría FUERA del aula, por considerar que dentro es todo aburrido y anacrónico. Si no logramos atraer a nuestros alumnos con los medios y prácticas que forman parte de su cotidianeidad, si no logramos apropiarnos de las herramientas y códigos para comunicarnos mejor con ellos, quizás nos encontremos solos frente a los pizarrones, lamentando que las nuevas generaciones ya no nos comprenden ni nos tienen respeto... Repensar el sistema educativo me parece una necesidad, actuar para cambiarlo un compromiso, e innovar un medio interesante y divertido para empezar a cambiar.
Por otra parte, la innovación tecnológica no es en absoluto en educación una garantía de progreso educativo. Muchas de las actividades propuestas a partir de aplicaciones informáticas como hot potatoes o jclic son en realidad formas tecnológicamente modernas de formas retrógradas de educar: conductismo puro y duro presentado en ordenador, nada más. Hacer este tipo de avances me parece imprescindible -yo no podría dar clases sin cambiar constantemente- pero no deben nunca incurrir en la soberbia de pensar que nunca antes nadie alcanzó sus logros.
Innovar por innovar, no es la solución, está visto.
De hecho, al menos en Argentina hemos tenido generaciones y generaciones de gobiernos que se han dedicado a "maquillar" viejos programas educativos con términos altisonantes... cambiarlo todo para no cambiar nada.
¿El progreso educativo tiene que ver con incorporar nuevas tecnologías? No creo que sea así necesariamente. De hecho, creo que en muchos casos es una manera de distraer el verdadero problema y éste sigue siendo ¿para qué? y ¿porqué? educar.
La institución educativa está en el banquillo. Sospechada de ineficiente, inadecuada, troglodita y otros términos que a veces se le endilgan, aún así y con todo el corrimiento de sentido y función que se ha dado en este último tiempo sigue siendo en algunos países (por lo menos latinoamerica) un espacio de contención "social".
No digo que esto esté bien. Digo más bien que es indispensable revisar la esencia antes que pensar en los modos.
Uno de los participantes habló de la mayoría "no conectada" a la red. ¿Qué y para quién estamos innovando entonces?. Si la innovación depende de un medio, entonces estamos generando diferencia... desigualdad...; si "innovar" depende de un punto de vista hacia los procesos educativos -se plasmen de la manera que se pueda o que se quiera- entonces podemos encontrar puntos de acuerdo y puntos de "compartir".
Tras dejarles mi humilde colaboración, me despido.
Un abrazo.
Y en el cómo no entra necesariamente la tecnología, pero creo que ayuda mucho...
¡ Saludos !
Y no tengo nada más que agregar a lo que ya has dicho: "buscar la innovación por el placer de recuperar la sensación de aprender con, para y de nuestros alumnos". Personalmente, creo que es un excelente resumen de por qué queremos seguir siendo docentes, aquí o en cualquier parte del mundo.
Muchos saludos,
Fernando Cormenzana